Los beneficios del programa Previaje resuenan en muchos sectores. Hablan bien de él desde las agencias de viaje hasta los pequeños comercios de los pueblos. Y, por supuesto, los viajeros. Es por ello que se está impulsado que este estímulo al turismo interno se convierta en una política de Estado a través de una ley.
“Se ha comprobado que ha sido una herramienta que apalanca el turismo”, dijo Salvador Femenía secretario de Prensa de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en el programa Amo Viajar, donde además calificó como “un éxito rotundo” la implementación de esta medida.
Destacó que ahora se viene la quinta edición y estimó que también tendrá excelentes resultados, pero que más allá de eso “le provee la posibilidad a los lugares de turismo de no tener que vivir de la temporada, de algún fin de semana o de las vacaciones, por eso queremos que a través de una ley se convierta en una política de estado”.
Previaje es un programa de incentivo al turismo interno que reintegra el 50% del valor de las compras en servicios turísticos nacionales (y hasta 70% a los jubilados). El programa ha realizado cuatro ediciones desde 2020 y tiene como objetivo impulsar la demanda de viajes internos, en especial en temporada baja.
Femenía dijo que la CAME ha estado en conversaciones con el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, con el fin de definir la propuesta y que se elabore el proyecto que el Ejecutivo presente al Congreso.
El secretario de Prensa de CAME resaltó que con la aprobación del Previaje como ley no se espera la creación de nuevos impuestos para financiarlo y recalcó que el impacto en las finanzas del gobierno no es alto debido a que es un beneficio que al ejecutarse con una tarjeta de débito todas las transacciones generan pago de los tributos correspondiente.
“Se crea empleo, se genera consumo en otros lugares y se limita también el costo fiscal, porque la devolución al ser a través de un medio electrónico, evidentemente se consume en blanco y se cobran impuestos. No es tanto un gasto neto del Estado sino que hay una recuperación por el consumo”, señaló.
Sobre las críticas que lo señalan como un programa que genera gasto del Estado en medio de una crisis económica como la actual, Femenía dijo que “si uno lo piensa como una política de Estado que perdura en el tiempo ese análisis queda descartado, porque es una forma de promediar las dificultades que tiene el comercio, a lo que hay que añadir la inversión que significa para los establecimientos como los hoteleros” que se preparan para prestar los servicios cada vez más demandados.
“Ojalá que se trate lo más rápido posible (en el Congreso) porque si coincidimos en los objetivos y los beneficios que puede traer, más allá de algunas cuestiones técnicas, no debería ser objeto de demasiadas discusiones o controversias”, agregó.