Desde el descubrimiento de América hasta finales del siglo XIX, la navegación por las costas patagónicas estuvo plagada de tragedias debido a la falta de señalización. La instalación de faros y balizas a partir de esa época marcó un hito en la seguridad marítima, aunque muchos de estos faros, más de sesenta en todo el país, han enfrentado condiciones adversas y han sido testigos de la historia naval argentina. Once de ellos han sido declarados Monumento Histórico Nacional, especialmente aquellos ubicados entre las provincias de Río Negro y Tierra del Fuego.
A pesar de los avances tecnológicos en navegación y posicionamiento satelital, los faros siguen desempeñando un papel vital en el sistema de defensa del país, sirviendo como elementos cruciales cuando otros mecanismos de comunicación e identificación fallan, según destacan desde el Servicio de Hidrografía Naval (SHN). La modernización de los sistemas lumínicos y la restauración de las construcciones son áreas en las que diversas instituciones y especialistas participan activamente.
Aunque muchos faros patagónicos están ubicados en lugares remotos y de difícil acceso, algunos son accesibles a través de caminos secundarios o mediante navegación turística, como señala el arquitecto Cristian Murray, investigador del equipo de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl).
Uno de los faros más antiguos de la costa argentina es el Río Negro, construido en 1887 y ubicado en la desembocadura del río homónimo. Este faro, el primero de la Patagonia, todavía se encuentra en funcionamiento y abierto al turismo. A pesar de que su equipamiento ha sufrido cierto deterioro, se está trabajando en su recuperación, según el subsecretario de Turismo de la ciudad de Viedma, Sergio Rodríguez.
Siguiendo hacia el sur, en Chubut destaca el faro Punta Delgada, inaugurado en 1905 y ubicado en uno de los paisajes más visitados de Península Valdés. Además, otros faros chubutenses como el Almirante Brown, Punta Tehuelche, Punta Ninfas, San Jorge y San Gregorio son mencionados por el SHN.
En la provincia de Santa Cruz, el faro Blanco es destacado como uno de los más pintorescos del litoral. Otros faros como el Beavoir e Isla Pinguino también forman parte del patrimonio marítimo de la región.
En Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego, se encuentra el Les Eclaireurs, un pequeño faro rojo y blanco en medio del Canal Beagle, accesible mediante navegación turística. Otros faros recomendados para visitar son el Cabo San Pablo, en lo alto de un acantilado; y el Cabo Domingo, al norte de la isla, que ofrece vistas panorámicas de la costa y el mar Atlántico.
Aunque algunos faros, como el de San Juan de Salvamento en la Isla de los Estados, ya no están en funcionamiento, forman parte integral de la historia náutica del sur argentino. Su preservación, tanto en términos de estructuras como de restos sumergidos, es esencial para mantener viva la conexión entre navegantes, naufragios y los paisajes naturales que conforman el rico patrimonio marítimo argentino.
Fuente: La Nación
