En la localidad de Lobos, provincia de Buenos Aires, se encuentra la majestuosa Estancia La Candelaria, un castillo que transporta a sus visitantes a otra época con su arquitectura de finales del siglo XIX y principios del XX. Lucho Couso, creador de contenidos turísticos visitó el lugar y le contó a Amo Viajar su experiencia.
La Candelaria ofrece una experiencia de turismo rural única, combinando la elegancia de un castillo estilo Luis XV con actividades típicas del campo argentino. Couso subrayó que «es una alternativa de turismo rural, por más que uno vea un castillo, es una de las mecas de lo que son las escapadas de la ciudad de Buenos Aires.»
La estancia se ubica a 100 km de la Ciudad de Buenos Aires y a unos 550 km de Bahía Blanca, con acceso desde la Ruta 205. Los visitantes pueden optar por alojarse en el castillo o en la sección colonial, ambas ambientadas con esmero.
Couso, quien se alojó en una de las habitaciones del castillo, mencionó la suya era una «bastante privilegiada», porque está en el castillo y el balcón de la entrada principal de la estancia. Además, es el lugar donde se encuentra el único retrato que se conserva de Rebeca Piñeiro, la hija de los fundadores del lugar, Orestes y Candelaria Piñeiro.

La estancia no solo impresiona por su arquitectura, sino también por su oferta gastronómica y de actividades. Según Couso, «la calidad es excelente, todo muy casero y hasta el queso crema del desayuno lo hacen ahí.» Además, los huéspedes pueden disfrutar de cabalgatas, paseos en bicicleta, caminatas por el cañaveral y diversas actividades recreativas. «La estética es impecable, no encontrás una falla,» afirmó Couso.
El lugar cuenta también con un bar y un restaurante que solían ser establos, ahora ambientados con una temática de polo y vida rural. «En el bar, tenés una barra de tragos con un happy hour de dos horas. Y la cena, igual que el almuerzo es de dos pasos, ofreciendo entrada, plato principal y postre,» explicó.

Otro lugar muy interesante es la capilla de la estancia, construida posteriormente a la edificación del castillo. «Lo mandó a hacer la hija de los fundadores y hay una cripta donde descansan los restos de ellos», contó Couso.
El costo de la estancia, aunque elevado, justifica la calidad y cantidad de servicios ofrecidos. «Los valores son altos, pero después quizá compensa un poco decir gasté un montón, pero comí con muchísima calidad, con muy buenos materiales y ofrecen muchas cosas para hacer,» reflexionó Couso. El precio ronda los 130.000 pesos más IVA por persona, en base doble, incluyendo todas las comidas y actividades.
«Es tranquilo, seguro, la verdad que es para bajar mil cambios», concluyó Couso, a quien se puede encontrar en las redes sociales como @soyluchocouso.
