A sus 33 años, Nacho Caunedo ha hecho de los viajes una forma de vida. Oriundo de Tucumán, este joven aventurero inició su recorrido por el mundo gracias a las visas “working holiday”, que le han permitido vivir y trabajar temporalmente en distintos países. Su lista de destinos incluyó hace poco Maldivas y su cuenta total ya va por 55 países y espera que siga creciendo.
“Todo empezó hace seis años cuando decidí aplicar para una visa working holiday, una modalidad que te permite trabajar durante un año en un país extranjero”, explicó Nacho en Amo Viajar. Desde entonces, su vida ha sido una mezcla de aventuras y trabajos temporales que le permiten continuar explorando. «He estado en seis países trabajando y entre cada visa siempre trato de tomarme algunos meses para viajar y conocer otros lugares”, añadió.
Durante estos años, Nacho ha desempeñado una variedad de trabajos, en hoteles y restaurantes, labores de delivery en bicicleta y hasta en una fábrica de muebles, su ocupación actual en Nueva Zelanda.
Para mostrar los distintos lugares que visita tiene cuentas en redes sociales, donde se lo puede encontrar como «Nacho en viaje» y una de las experiencias más sorprendentes para Nacho fue su visita a las Maldivas, un destino que muchos asocian con el lujo exclusivo de los resorts cinco estrellas y lunas de miel. Sin embargo, él y su pareja, María, también argentina y compañera de aventuras, decidieron explorar una cara diferente de este país paradisíaco.
“Estábamos en la India cuando vimos que había vuelos baratos a las Maldivas. Al principio lo dudamos, porque siempre nos lo imaginamos como un destino muy caro, pero empezamos a investigar y vimos que no era tan inalcanzable como muchos decían, no digo barato, pero sí un lugar accesible para mucha gente», contó Nacho.
Maldivas es un país tropical en el océano Índico (sur de Asia) que abarca 26 atolones con forma de anillos que se componen de más de 1.000 islas de coral. Es conocido por sus playas, lagunas azules y los extensos arrecifes.
La recomendación de Nacho es no planificar el viaje directo desde Argentina, sino como un complemento de otro hacia esa parte del mundo: «No organicen solamente el viaje a Maldivas, sino que sea como un adicional aprovechando que ya están en otro lado».
La pareja pasó cuatro noches en la isla de Maafushi y tres en Fulidhoo, disfrutando de las playas de arenas blancas y aguas cristalinas, así como de las excursiones relacionadas con la vida marina. «Las playas de Maldivas dejaron la vara muy alta. El color del agua, la transparencia y la arena son como lo que todo el mundo se imagina», aseguró.
«Son muchísimas islas, pero no en todas donde vive gente local, sino que muchas son turísticas y tienen hoteles cinco estrellas. Nosotros fuimos más a la parte local, entonces existen ferries públicos muy económicos, que sale 2,5 euros el viaje, que demora 45 minutos, una hora u hora y media, dependiendo a qué isla querés ir. Las islas son chiquitas como máximo tendrán por ejemplo 15 cuadras de largo por 10 cuadras de ancho, son lugares chicos, pero están preparados con restaurantes, alojamientos, excursiones, es el otro turismo que no es el all inclusive», agregó Nacho.
Las excursiones que se ofrecen están relacionadas con la vida marina: snorkel, buceo, avistaje de delfines y ballenas, nadar con tiburones, jet ski o paracaidismo. También hay actividades como un día entero en un all inclusive en el que llevan al turista en un barco y disfruta de todo lo que tiene este tipo de hoteles.
Maldivas también fue un desafío cultural para Nacho y María, ya que se trata de un país musulmán: «Tiene sus reglas, por ejemplo, hay playas que son turísticas y las mujeres pueden estar en bikini, pero otras no. Y por las calles, para entrar en los negocios, no es como en Brasil, que salís de la playa y andás en short y sin remera. Tienen otra cultura y hay que respetarla. También con respecto a la comida lo que es cerdo o fiambres y otras cosas no se comen».
En cuanto a sus próximos planes, Nacho menciona que entre sus destinos soñados están Japón, Corea y China.
Sobre su otra pasión, la creación de contenido digital, Nacho comentó que la considera un hobby, disfruta compartiendo sus experiencias a través de las redes sociales y creando videos para su familia y amigos. “Es algo que hago por diversión. Me gusta la edición audiovisual y mostrar los lugares que visitamos. No lo hago de manera profesional, pero disfruto mucho haciendo estos videos”, afirmó.
