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Un argentino relata cómo es visitar «el país más barato y exótico del mundo»

Se trata de Laos, donde “comés por un dólar y podés alquilar habitaciones por 10 dólares la noche”.

Foto: Infobae

Sebastián Godoy, un argentino originario de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, convirtió su pasión por viajar en un estilo de vida que comparte con su familia. Desde que dejó Argentina en 2005, ha recorrido el mundo junto a su esposa, Lisa Mónaco, una italiana a la que conoció en Quito en 2006, y su hija de 13 años, Luna. Actualmente, su aventura los llevó a Laos, un país del sudeste asiático que describen como “el más barato y exótico del mundo”. “Comés por un dólar y podés alquilar habitaciones por 10 dólares la noche”, relata Sebastián sobre su experiencia.

Este estilo de vida viajero surgió de un cambio de perspectiva. “Dejé de ser turista para convertirme en viajero. Aprendí a viajar barato para conocer más”, comenta Sebastián, recordando cómo empezó su travesía. A lo largo de los años, su familia ha adoptado la filosofía del “low cost” para extender sus estadías y conocer en profundidad la cultura de cada destino. “Viajamos en familia para regalarle a nuestra hija una mirada más amplia sobre el planeta que habitamos”, añade.

En Laos, optaron por recorrer gran parte del país en bicicleta debido al mal estado de las rutas, que muchas veces convertían los trayectos en una odisea. “Las carreteras en Laos estaban tan destruidas que recorrer 150 kilómetros podía tomarnos diez horas”, explicó Sebastián. Sin embargo, cada uno de esos kilómetros valió la pena, especialmente cuando navegaban por el río Mekong, la principal vía de transporte de la región. “Nos subimos a una barca grande, de madera, con unas 100 personas, y viajamos durante dos días, haciendo paradas en pequeños pueblos donde el tiempo parece haberse detenido”, recordó.

Foto: Infobae

La familia también se aventuró a visitar las 4000 islas del Mekong, un archipiélago fluvial en el sur de Laos que impresionó a Lisa. “Nos quedamos en una de esas islas y fue uno de los lugares más exóticos y baratos en los que hemos estado”, compartió. Durante las noches, recorrían los caminos de tierra en bicicleta, acompañados solo por las pequeñas luces de las casas y el constante sonido del río. “Todo era mágico”, describió Lisa.

Pero Laos no solo se destacó por sus paisajes, sino también por su cultura. “En Laos, sentías que estabas en un lugar detenido en el tiempo. No había tanta infraestructura moderna, pero la gente era cálida y auténtica”, comentó Sebastián, contrastando la experiencia con la de otros países del sudeste asiático, como Tailandia. En los mercados, la familia presenció escenas que les resultaban ajenas, como la venta de ranas y tortugas. “Fue todo un choque cultural. Nunca probamos esas cosas, pero fue interesante ver cómo se alimenta la gente local”, admitió Lisa.

Cada paso que daban les brindaba una lección sobre la simplicidad y el ritmo pausado de la vida rural en Laos. Sebastián resumió su experiencia de viajar sin grandes lujos: “No necesitas mucho dinero para vivir grandes aventuras. Lo que importa es tener la disposición de adaptarte, de aprender de los demás y de disfrutar cada momento como si fuera único”.

Tras recorrer más de 30 países, la familia se prepara para su próximo destino: Nueva York. Después de una temporada en Cerdeña, Lisa y Sebastián están listos para un nuevo capítulo en su aventura, siempre fieles a su estilo de explorar lo “más exótico y barato” de cada lugar. “Nos vamos a la civilización de verdad”, bromeó Sebastián, anticipando su contraste con la vida simple de Laos y la vibrante metrópolis estadounidense.

Con información de Infobae

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