El exceso de turismo en varios destinos emblemáticos de Europa ha provocado una serie de problemas que van desde la sobrepoblación y la incomodidad para los visitantes hasta la inviabilidad para los residentes locales. Esta situación ha llevado a la implementación de medidas restrictivas y regulaciones por parte de los gobiernos locales y nacionales en varios países que es importante tomar en cuenta si se quiere visitar algunos de estos destinos.
El debate sobre cómo manejar el turismo excesivo ha comenzado a ganar atención, aunque aún no se ha convertido en un tema oficial para la Unión Europea. Muchos destinos populares, una vez considerados tesoros culturales y naturales, se están convirtiendo en fondos para selfies turísticas y están perdiendo su autenticidad.
En Venecia, la afluencia masiva de turistas ha llevado a la introducción de tarifas de entrada para acceder a la ciudad y sus islas, mientras que Grecia ha implementado franjas horarias para visitar la Acrópolis y manejar las multitudes. Sin embargo, estas restricciones no solo afectan a los visitantes, sino también a los propios residentes, quienes sufren las consecuencias del ajetreo turístico.
Las largas colas y las aglomeraciones se han convertido en la norma en destinos populares como la Acrópolis de Atenas, la estación de trenes de Roma y la Plaza de San Marcos en Venecia. Incluso las maravillas naturales y culturales, como playas, museos e iglesias, se han vuelto tan abarrotadas que la experiencia se ve empañada por las multitudes.
La Organización Mundial del Turismo predice un aumento continuo en el flujo de turistas internacionales en la próxima década, superando los dos mil millones para fines de esa década. Esto pone aún más presión en los gobiernos locales y nacionales para encontrar soluciones sostenibles al problema del exceso de turismo.
En respuesta a esta situación, varios destinos europeos han tomado medidas para controlar el turismo masivo. En Ámsterdam, se ha prohibido la entrada de cruceros a su puerto principal y se han implementado medidas para desalentar el turismo de fiesta y la marihuana al aire libre. Italia ha prohibido los grandes cruceros en la histórica laguna de Venecia y ha impuesto restricciones en lugares emblemáticos como la Fontana de Trevi y la Plaza de España.
Francia también ha adoptado medidas para regular mejor los flujos turísticos y apoyar a las autoridades locales en la gestión de los aumentos repentinos en el número de visitantes. En Niza, se han instalado trampas gigantes para ratas en lugares frecuentados por turistas como una forma humorística de expresar el descontento con el turismo excesivo.
En España, Santiago de Compostela planea implementar un impuesto turístico para controlar el flujo de visitantes y evitar que la ciudad se convierta en un «parque temático». Mallorca también ha introducido medidas para controlar la vestimenta en público y evitar el turismo excesivo.
Portugal ha establecido multas por comportamientos inadecuados en las playas, como poner música a todo volumen y realizar actividades no autorizadas. En Croacia, la ciudad de Dubrovnik ha implementado medidas como un sistema de entrega de equipaje y prohibiciones sobre actividades como dormir en áreas públicas y treparse a monumentos.
Fuente: Forbes
