Entre paisajes de dunas doradas, bosques frondosos y un mar sereno, existe un destino en la costa bonaerense que se ha convertido en sinónimo de descanso y conexión con la naturaleza. Este rincón paradisíaco combina el encanto rústico con una propuesta turística sostenible, ofreciendo una experiencia diferente a la de los centros vacacionales más concurridos.
Sus playas extensas, su atmósfera tranquila y sus alojamientos integrados al entorno lo han llevado a ser comparado con algunos de los destinos más exclusivos del mundo. Con una identidad propia, invita a quienes buscan un escape del ritmo acelerado y un espacio donde el relax y la aventura se combinan a la perfección.
Las Gaviotas se ha convertido en un refugio para quienes buscan tranquilidad, belleza y un contacto auténtico con el entorno. Conocida como la «Tulum argentina», esta joya de Villa Gesell se distingue por su turismo sostenible y su atmósfera relajada.
Un paraíso natural
Las Gaviotas, ubicada entre Mar de las Pampas y Mar Azul, deslumbra con sus extensas playas de arena fina y aguas cristalinas. Rodeada de frondosos bosques de pinos y acacias, es un destino ideal para caminatas, paseos en bicicleta y momentos de relax frente al mar.
Similitudes con Tulum
Ambas localidades priorizan el ecoturismo, con hospedajes boutique y cabañas integradas al paisaje. Sus playas amplias y serenas invitan a la desconexión, alejadas del turismo masivo.

Actividades para disfrutar
- Deportes acuáticos: Surf y kitesurf en un entorno inmejorable.
- Cabalgatas: Recorridos diurnos y nocturnos por la playa y el bosque.
- Paseos en bicicleta: Exploración de senderos naturales.
- Gastronomía y compras: Restaurantes, cafeterías y heladerías con encanto.
- Faro Querandí: Vistas panorámicas y actividades como sandboard en los médanos.
- Pesca deportiva: Excursiones embarcadas para los amantes del mar.

Alojamiento y hospitalidad
Desde cabañas rústicas hasta modernos hoteles, Las Gaviotas ofrece opciones para todos los gustos, priorizando el confort y la integración con la naturaleza.

Este destino no solo enamora por sus paisajes y su serenidad, sino también por la calidez de su gente y la variedad de actividades que ofrece. Ya sea para disfrutar del mar, explorar senderos naturales o degustar la gastronomía local, cada rincón sorprende con su encanto. Un lugar donde el tiempo parece detenerse, permitiendo a sus visitantes desconectarse del estrés y sumergirse en un entorno único.
