Cari, emprendedora mendocina y creadora de “AZ Creaciones”, encontró una solución ingeniosa para un problema que enfrentan miles de viajeros de aerolíneas low cost: las restricciones de equipaje. Su invento, un chaleco-bolso diseñado especialmente para aprovechar al máximo el espacio permitido sin infringir ninguna norma, surgió de una mezcla de necesidad, observación y creatividad.
“Una amiga que viaja un montón me mandó un videíto que había visto y me dice: ‘Cari, mirá, tenés que hacerlo’. La verdad que a mí la idea me encantó, pero dije: como que le tengo que ponerle mi onda”, contó la diseñadora en el programa Amo Viajar. Así nació el chaleco multifuncional, una prenda que permite llevar gran parte del equipaje encima, sin necesidad de pagar equipaje adicional.
Viajar en aerolíneas de bajo costo puede ser una experiencia económica, pero exige una estrategia de equipaje precisa: cada kilo extra se paga. En ese contexto, la propuesta de Cari tiene sentido práctico. “Tenía un viaje programado con amigas, nos íbamos, y dije: voy a hacer un chaleco”, relató. Lo probó en ese viaje y comprobó su eficacia: “Viajas con el chaleco, es recómodo porque eso te queda repartido. Yo lo probé, lo he usado un montón de veces. Después, cuando llegás al lugar, lo usás como una prenda urbana.”
El diseño combina estética y funcionalidad. “Son prendas que tienen sistema de bolsillos por dentro y un sistema con cierre para que no se te salga una prenda, para que no se te caiga nada. Te entra un montón de cosas”, explica Cari, orgullosa de haber pensado en cada detalle para el movimiento y la seguridad del viajero. Con materiales resistentes e impermeables, el chaleco también sirve de abrigo y puede adaptarse a distintas condiciones climáticas.
Su propuesta, además, cumple con las normativas de seguridad aeroportuaria. “No es ilegal, no evadís ningún control, está todo dentro de la norma”, aclaró Cari. Como toda prenda, debe pasar por el escáner, pero después se vuelve un aliado de quienes buscan viajar liviano.
El proyecto comenzó con un prototipo que llevó a Iguazú, y desde entonces no dejó de crecer. La experiencia directa fue clave para perfeccionar la idea y transformarla en un producto atractivo para el mercado turístico. El chaleco viene también con una almohada para el cuello que se puede rellenar también con piezas pequeñas de equipaje.
El éxito en redes sociales fue inmediato. “Cuando volví, hice la publicación y fue un boom en todas las redes, en Instagram explotó todo”, recordó. Hoy, los chalecos y camperas que fabrica —con precios entre 70.000 y 130.000 pesos— se producen a medida, con la posibilidad de elegir materiales, colores, capuchas o cuellos. “Vos me pasás la medida de tu contorno, el largo, el color que te gustó y yo te lo hago”, dijo.
El emprendimiento, además de ingenioso, promueve el trabajo local: “Yo hago la moldería y tengo chicas que me ayudan a coser y a responder los mensajes”.
La clave del éxito del chaleco está en entender el nuevo modo de viajar: práctico, liviano y adaptable. En el mundo de las low cost, cada centímetro y cada bolsillo cuentan. Cari lo resume sin rodeos: su creación no solo permite “cargar arriba del chaleco” lo que no entra en la valija, sino que también “te da la posibilidad de moverte con libertad y estilo”.
