Los pueblos fantasmas funcionan como un imán para muchos viajeros interesados en conocer la historia detrás de las ruinas. En Argentina, un caso paradigmático es el de Villa Epecuén, el pueblo turístico del sudoeste de la Provincia de Buenos Aires que en 1985 quedó sumergido bajo el agua.
La villa había nacido en 1921 a orillas del lago Epecuén, famoso por las propiedades medicinales de sus aguas, cuyas condiciones se asemejan (por el nivel de hipersalinidad) a las del Mar Muerto. Durante décadas, ese fue el principal atractivo para los miles de turistas que visitaban la zona durante el verano.
“Era uno de los destinos que competía con Mar del Plata. Muchísima gente venía en tren, en auto, en colectivos. No eran muchos los habitantes de forma permanente, había gente que venía a hacer las temporadas de verano o de invierno. Cuando queda sumergida quien más lo sufrió fue la gente que tenía allí sus casas. Muchos se fueron lejos, ni siquiera se quedaron en Carhué». Todavía se siguen escuchando historias que conmueven, gente que tuvo que mudarse con lo puesto”, relató Vanesa Neubauer, directora de Turismo de Adolfo Alsina, sobre cómo era y cómo quedó Villa Epecuén, en conversación con el programa Amo Viajar, que se transmite por La Brújula 24.
El 10 de noviembre de 1985, por una combinación de obras inconclusas, inacción gubernamental, lluvias torrenciales e inundaciones en la Provincia, el terraplén defensivo que protegía el pueblo cedió y el lago inundó la villa. Hubo que evacuar a sus aproximadamente 1.500 habitantes, que lo perdieron todo, y la villa desapareció bajo las aguas.
Con el paso de los años y la realización de obras para impedir que ingresaran caudales externos a la laguna, el agua se retiró y dejó al descubierto las ruinas de los hoteles, los comercios, las viviendas y las industrias que habían funcionando en el lugar.
“Después de 100 años de la fundación de este pueblo y tras toda esa tragedia, de pronto comienza a ser resiliente y hoy en día son de las ruinas más buscadas, porque son únicas. Allí se graban películas, se hacen sesiones de fotos, siempre se busca la imagen impactante que es Epecuén ahora. De esa manera empezamos nuevamente a recibir turismo de a poquito caminando un nuevo camino”, agregó Neubauer.
Ubicada a 203 kilómetros de Bahía Blanca, visitar Epecuén puede ser una opción para una escapada de fin de semana desde la ciudad. El hospedaje y los servicios turísticos están concentrados en Carhué a 20 minutos en auto de las ruinas.
Con Epecuén como eje, Carhué desarrolla una amplia variedad de actividades para sus visitantes. En 2019 se abrió un complejo hidrotermal, que tras su cierre temporal por la pandemia, reabre este mes. Además, varios hoteles de la ciudad tienen piletas termales, que es el principal atractivo de la zona.
“Las aguas del lago tienen alrededor de 32 minerales y se asemeja a lo que es el mar Muerto. Mucha gente no sabe eso y lo tienen acá cerca. Estas aguas termales ayudan con dolencias físicas articulares. También el fango que al estar en el lugar tiene propiedades similares. La gente nota la diferencia cuando vienen solo en verano, también hay gente que viene en verano y en invierno para que realmente les haga un efecto mayor, las propiedades son muchas y muy beneficiosas para la salud, comentó Neubauer.
En cuanto al hospedaje, hay variedad de lugares para todos los gustos y presupuestos: cabañas, departamentos y hoteles con precios que no son exorbitantes, refirió la funcionaria. La recomendación es reservar antes de ir, porque la ocupación hotelera es bastante elevada en esta temporada.
“Tenemos el centro de interpretación de Villa Epecuén a pocos kilómetros.También el museo regional, obras de Francisco Salamone, el matadero a donde también llegó el agua, que una obra muy imponente de Salamone. Tenemos turismo histórico, de relajación y cultural. A unos 50 km está Rivera que es una colonia judía a donde viene mucha gente a visitar la sinagoga”, señaló Neubauer.
Para este verano Caruhé prepara diversas actividades como la Fiesta de la Cerveza que se celebrará el 29 de enero en San Miguel Arcángel, un lugar con mucha influencia de la cultura alemana. El evento incluye comida típica y bebida preparada por productores locales.
Los aficionados a la fotografía y las estrellas tienen una oportunidad única con las excursiones nocturnas a Epecuén, donde gracias a la inexistencia de luz artificial, es posible ver la Vía Láctea con toda claridad.
Para quienes quieran aprovechar los beneficios del lago, es posible adquirir cremas artesanales elaboradas con fango o el mismo fango en bruto. También sales que algunos productores locales tienen permitido extraer y comercializar.
El 5 de febrero se realizará la Feria del Turismo Termal con productores regionales, patios de comida y muchas actividades para los chicos.