Si bien los destinos predilectos de los turistas suelen ser las playas paradisíacas, México ofrece un sin fin de puntos y locaciones igual de bellas, con una marcada historia detrás y, en algunos casos, poco exploradas.
Algunos sitios distribuidos a lo largo y ancho de todo el país llaman la atención por las leyendas que las han construido y por la imponencia natural que no dejan de maravillar al ojo humano.
Tal es el caso de las tres cuevas de Mantetzulel, ubicadas en una selva a 50,6 km del Pueblo Mágico de Xilitla (a 400 km de Ciudad de México). Se trata de un área natural protegida, considerada como monumento nacional.
Cueva Rayo del Sol
Su imponente formación rocosa de 30 m de amplitud, que parece una catedral, es uno de sus más grandes atractivos. Con una longitud de 100 m, este sitio expone sus maravillas cuando los rayos solares penetran por una abertura, iluminando las rocas y reflejándose en los charcos.
Cueva del Espíritu
Las tradiciones orales han llevado a que esta cueva sea una de las más requeridas en su visita. Alberga las tradiciones de los téenek, un antigua tribu maya que solía peregrinar a este lugar para pedir al supremo de la fertilidad que las embarazadas tuvieran un buen parto.
Además, cerca de allí se encuentra un rincón conocido como «El Botiquín». El apodo se debe a que se trata de una zona en la que crecen muchas plantas medicinales de uso tradicional entre los lugareños.
La Cueva del Aguacatillo
Ha sido epicentro de rituales místicos y cosecha su fama hasta el día de hoy. Es en este lugar donde los curanderos hacen limpias, sanación y otros rituales.
En la zona se pueden realizar actividades complementaria como espeleología, observación de flora y fauna y senderismo. Se puede hacer todo el recorrido a través de un tour, cuyos precios pueden ascender desde los 45 a 55 dólares por persona. Se incluye transporte ida y vuelta desde cualquier hotel de Xilitla, entradas y guía.
Fuente: Cronista