Cuando Julianne Moore expresó que su lugar favorito en Madrid era El Corte Inglés de Serrano, sacó a la luz una faceta turística menos convencional: la del «turista de supermercado». Este tipo de viajero disfruta de explorar los pasillos de tiendas de comestibles, comparando precios y productos locales, porque considera que los secretos de una cultura están en sus productos cotidianos y las ofertas de la semana.
En Nueva York, esta perspectiva transforma la visita turística en una experiencia singular. Para aquellos que buscan conocer «el Nueva York de los neoyorquinos», la ciudad ofrece un recorrido alternativo por sus supermercados emblemáticos, revelando un costado único de la vida cotidiana. Así como una misa góspel puede reflejar la tensión racial en Harlem, la apertura de supermercados como Whole Foods en 2017, con sus productos orgánicos y precios elevados, también se convierte en un símbolo de gentrificación. “La gente viene aquí porque sabe que puede encontrar absolutamente todo”, comenta Aziz Osmani, dueño de la tienda de especias Kalustyan’s, una institución local que ha resistido la expansión de grandes cadenas en Manhattan desde 1944.
Kalustyan’s, ubicado en la calle Lexington, es un ejemplo de resistencia y diversidad en el competitivo mercado neoyorquino. Esta tienda de especias ha mantenido su identidad durante ocho décadas, expandiéndose solo en su local original. «Si lo hiciéramos, ya no seríamos Kalustyan’s», explica Osmani, quien sigue administrando el negocio desde un pequeño espacio repleto de recibos. La tienda se especializa en productos difíciles de encontrar, desde frutos secos hasta ingredientes para cocina molecular, y recibe tanto a clientes del vecindario como a chefs de programas de cocina.
Otro lugar icónico es Zabar’s, una tienda del Upper West Side que lleva 90 años ofreciendo un estilo artesanal y judío. Este supermercado es conocido por su café molido, su salmón ahumado y sus bagels. Aunque ha evolucionado con el tiempo, se mantiene como un supermercado de barrio que honra sus raíces familiares y culturales.
Entre las grandes cadenas, el supermercado H Mart, en Korea Way, representa el auge del diseño y la cultura asiática en Nueva York. Esta tienda coreana es un imán para turistas y locales, ofreciendo una mezcla de productos que incluye alimentos frescos y una amplia gama de cosméticos. “Antes de la pandemia solo venían japoneses”, comenta Kota, dueño de Dainobu, otra tienda asiática en la calle 47. Sin embargo, desde la pandemia, ha visto un incremento en visitantes internacionales y ha adaptado la música del local al gusto de su nuevo público: «la música latina es la que más levanta el ánimo», asegura mientras suena Bad Bunny.
Más allá de Manhattan, Queens es el epicentro de la diversidad cultural en los supermercados neoyorquinos. En barrios como Jackson Heights, conviven supermercados latinos, como Mi Tierra, con establecimientos bangladesíes y pescaderías chinas en Flushing. En Astoria, se encuentra Mediterranean Foods, un supermercado griego donde se pueden adquirir productos típicos como queso feta y masas filo, mezclando iconografía ortodoxa con sabores mediterráneos. “¡Por supuesto! Somos lo mismo”, exclama el dueño, Tommy Tentolouris, celebrando la mezcla de culturas que define a Nueva York.
Con información de El País