Para muchos, volar es sinónimo de aventura, nuevas experiencias y la emoción de descubrir el mundo. Pero, para otros es una fuente de estrés y ansiedad que comienza desde el momento en que se reserva un boleto.
Con los recientes accidentes aéreos, es natural que algunas personas sientan aún más temor de lo habitual. Sin embargo, entender por qué nos afecta esta ansiedad y aprender a controlarla puede marcar la diferencia entre un vuelo tenso y uno tranquilo.
Además, el miedo al vuelo suele estar asociado con la sensación de falta de control: confiamos nuestra seguridad a un piloto, a la aerolínea y a factores externos como el clima. A esto se suma la influencia de los medios de comunicación. Mientras que los accidentes automovilísticos ocurren con mucha más frecuencia, rara vez aparecen en las noticias. En cambio, cuando ocurre un accidente aéreo, su cobertura es extensa, generando la impresión de que es un riesgo mayor de lo que realmente es.
Si sos de los que sienten un nudo en el estómago con solo pensar en abordar un avión, hay estrategias efectivas para reducir esa sensación de temor. Aquí algunos tips para volar con más tranquilidad:
Enfocate en los hechos reales
El miedo muchas veces se alimenta de pensamientos irracionales. Por eso, reemplazar la preocupación con datos puede ser muy útil. La posibilidad de estar en un accidente aéreo es extremadamente baja: un pasajero podría volar todos los días durante más de 100.000 años antes de vivir un incidente fatal. Saber que las aerolíneas tienen rigurosos protocolos de seguridad y que los pilotos entrenan constantemente puede brindarte una mayor sensación de confianza.
Practicá la exposición gradual
Si el miedo es intenso, enfrentarlo poco a poco puede ayudarte. Comenzá viendo videos sobre el funcionamiento de los aviones, documentales sobre seguridad aérea o entrevistas con pilotos que explican los protocolos. Luego, visitá un aeropuerto sin la presión de volar y, cuando te sentís listo, eligí un vuelo corto para practicar la experiencia en pequeñas dosis.

Controá lo que podés
Si bien no podemos pilotear el avión, sí podemos tomar decisiones que nos hagan sentir más cómodos. Elige un asiento que te brinde tranquilidad (como los cercanos a las alas, donde hay menos turbulencia), escuchá música relajante o llevá un libro que te distraiga. También evitá el exceso de cafeína o alcohol, ya que pueden aumentar la ansiedad.
Usa técnicas de respiración y mindfulness
El estrés se puede gestionar con herramientas como la respiración en caja (inhala en 4 tiempos, sostén el aire 4 segundos, exhala en 4 y mantén sin aire 4 más). También podés probar el método 5-4-3-2-1: observá cinco cosas a tu alrededor, tocá cuatro objetos, escuchá tres sonidos, identificá dos olores y saboreá algo. Estas técnicas ayudan a anclarte al presente y evitar que la mente se dispare con pensamientos negativos.
Si lo necesitás, buscá apoyo profesional
Si el miedo a volar interfiere con tu vida, hay especialistas en ansiedad que pueden ayudarte. Existen terapias efectivas como la terapia cognitivo-conductual y programas específicos para perder el miedo a volar, algunos incluso incluyen simulaciones de vuelo con pilotos profesionales.
Fuente: Travesías
