Desde su creación, el Parque Termal Mar de Epecuén se convirtió en un punto de referencia del turismo salud en la provincia de Buenos Aires. Para conocer más sobre este espacio que rescata el legado de las aguas milagrosas de Epecuén, conversamos con Rubén Besagonill, empresario hotelero y uno de los impulsores de este emprendimiento que, como él mismo recuerda, nació del esfuerzo colectivo.
“El Complejo Mar de Epecuén funciona todo el año, desde 2019, interrumpido por la pandemia”, afirmó Besagonill en Amo Viajar, y detalló que el sistema de funcionamiento permite disfrutar tanto en verano como en invierno de las piletas climatizadas con agua extraída directamente del lago. Según explicó, “el agua del lago Epecuén, termalizada, es un agua que tiene muchas propiedades, que es muy buena, comparada con el Mar Muerto, que es lo que siempre se ha dicho, es algo que está corroborado por distintos congresos de termalismo”.
La comparación con el Mar Muerto no es exagerada. En 1999, delegaciones internacionales visitaron Carhué para comprobar la similitud de las aguas. Y esa riqueza natural fue también la base de un proyecto de reconstrucción. “Epecuén se inundó en el 85. Con 22 años me tocó a mí la inundación, me auto evacué, ya para ese entonces tenía una bebé que hoy está gerenciando con sus hermanas el hotel Epecuén”, relató.
Besagonill contó que se trasladó a Carhué con el anhelo de recuperar el termalismo perdido. Junto a otros vecinos como Ángel Sánchez, inició gestiones ante las autoridades locales, aunque en un contexto de devastación total que postergaba cualquier iniciativa turística. A pesar de que los primeros intentos de reactivar el proyecto termal fracasaron —cuatro propuestas impulsadas por distintos intendentes y sin éxito—, el grupo nunca dejó de insistir.
En 2011, con la llegada de un nuevo gobierno municipal, se les propuso a los hoteleros que asumieran directamente el desarrollo del parque. Aunque no era su objetivo original, aceptaron el desafío. Eligieron una ubicación estratégica, próxima al lago, que facilitara el uso del agua salada, considerada el recurso más valioso de la región. “El agua de Epecuén es lo más importante que tenemos”, afirmó Besagonill, quien subrayó la necesidad de bombear grandes volúmenes de ese líquido vital para sostener el funcionamiento del complejo.

El Parque Termal, afirmó Besagonill, es apenas un cuarto de lo proyectado. “Estamos en un 25% de lo que es el proyecto complejo. Estamos con un solo módulo de piletas. Son tres piletas inmensas en una, con 500 mil litros de agua. La pileta externa tiene 4 millones de litros de agua”, enumeró, y agregó que ya se anexaron juegos para niños, una pileta termal al aire libre y un sector gastronómico destacado. “Hay un buen servicio de buffet, de restaurante. Una excelente pastelería en lo que es el buffet. Es reconocida por los visitantes. El lugar está muy lindo», sumó.
El futuro del parque también está pensado en grande. “Están proyectados dos módulos más, un sector de esparcimiento importante, el spa que se amplía considerablemente… En otro sector de la entrada hay un mini shopping», explicó Besagonill.
Aunque el complejo no cuenta aún con alojamiento propio, se apoya en la red hotelera de Carhué. “Nosotros en la empresa nuestra tenemos dos hoteles, que es el Hotel Carhué y el Hotel Epecuén. El Hotel Carhué, que está directamente relacionado con Nuestra Termal Sociedad Anónima, que es la prestadora de servicio del Parque Termal, le hacemos un 50% de descuento a los alojados”, precisó.

Pero sin duda, el corazón de todo es el agua. “El agua de Epecuén es nuestro caballito de batalla”, sentenció Besagonill. Y detalló sus beneficios: “Las más importantes (patologías que la gente viene a tratarse) son enfermedades de la piel, las enfermedades circulatorias, traumatismos. Lo que ha pasado a ser el agua del lago Epecuén, con esto de flotar libremente, tan agradable, estar dentro de un agua a 36 grados de temperatura, con un ambiente climatizado, flotando como en un colchón de agua es un desestresante fantástico”.
Los visitantes pueden llevar sus reposeras y sombrillas, así como toallas o batas. Quien quiera alquilarlo allí puede pagar 8 mil pesos por ello y también hay disponibles lockers a 5 mil pesos para guardar las pertenencias. Está ubicado en Pueyrredón 2300, Carhue, a unos 190 kilómetros de Bahía Blanca.
El precio de la entrada para todo el día es de 29 mil pesos si se paga con tarjeta y se puede fraccionar hasta en tres pagos. De contado el valor es de 26 mil pesos. Los jubilados pagan 23 mil pesos y los menores tienen 50% de descuentos.
