La percepción de un destino turístico desempeña un papel fundamental en la toma de decisiones de los viajeros. Antes de la era digital, esta percepción se formaba principalmente a través de la publicidad, la prensa y las recomendaciones personales. Sin embargo, con la llegada de internet y las redes sociales, este paradigma ha experimentado un cambio significativo.
En la actualidad, los destinos turísticos no solo se definen por campañas publicitarias diseñadas según sus propias directrices. Ahora, la imagen de un destino también se moldea a partir del abundante contenido generado y etiquetado por los usuarios, el cual inunda plataformas como Instagram, TikTok, YouTube o TripAdvisor.
La relación entre la imagen de un destino y el contenido generado por los usuarios (CGU) se ha identificado como un punto clave en la definición de la imagen de ese lugar. Investigadores a nivel internacional también han establecido este vínculo entre la imagen del destino y el contenido que los usuarios comparten en las redes sociales.

En la era del turismo digital o Turismo 2.0, la autenticidad juega un papel fundamental. Los turistas confían en las experiencias de otros viajeros más que en los anuncios oficiales. De esta manera, la imagen de un destino se construye a través de las narrativas individuales y las percepciones personales compartidas en línea. Este fenómeno ha democratizado la información turística, permitiendo que la voz de cualquier turista pueda influir en las decisiones de miles.
La gestión de la imagen de un destino se ha vuelto más desafiante y, al mismo tiempo, más crucial debido a la velocidad con la que la información se propaga en línea. Un solo comentario negativo o una imagen poco atractiva pueden afectar la reputación de un lugar en cuestión de horas. Por lo tanto, los destinos turísticos y las empresas relacionadas deben ser proactivos en la gestión de su imagen en línea, fomentando experiencias positivas y abordando eficazmente los problemas que puedan surgir.
El contenido generado por los usuarios se ha convertido en una herramienta valiosa. Las marcas turísticas más inteligentes, no solo los destinos, sino también líneas aéreas y cadenas hoteleras, han aprendido a capitalizar la creatividad de los viajeros, alentándolos a crear y compartir contenido sobre sus experiencias.
Campañas de hashtags, concursos de fotos y programas de embajadores de marca son algunas de las estrategias utilizadas para aprovechar el poder del contenido generado por los usuarios. Estos contenidos no solo ofrecen una perspectiva más auténtica del lugar o servicio, sino que también actúan como un imán para futuros turistas.
El contenido generado por los usuarios contribuye al fenómeno de la economía de la experiencia, donde los turistas buscan no solo lugares hermosos, sino también experiencias memorables. Desde la gastronomía local hasta las interacciones con la comunidad, este contenido enriquece el turismo 2.0 con la imagen del destino, destacando los aspectos experienciales del viaje.
Fuente: The Conversation
