Durante la reciente vitrina turística de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato) se dieron a conocer cinco destinos emergentes en Colombia que están captando la atención por su novedosa oferta cultural y de aventura.
Se trata de lugares ubicados en Nariño, Meta, La Guajira, el Golfo de Morrosquillo y Amazonas, que prometen a los viajeros experiencias únicas lejos de los convencionales circuitos.
Estos sitios no solo se destacan por sus impresionantes paisajes y oportunidades de aventura, sino también por el rico intercambio cultural que ofrecen con las comunidades locales.
Por un lado, Uribe en el departamento del Meta, antes inaccesible debido al conflicto armado, hoy invita a los aventureros a descubrir sus cascadas, el Cañón del Guape y el Cañón del Río Duda. La pacificación del área ha abierto las puertas a un turismo comunitario en el que es posible interactuar de cerca con las comunidades indígenas locales.

Los planes turísticos incluyen visitas al Páramo de Sumapaz y al Parque Nacional Natural Cordillera Los Picachos, ofreciendo una experiencia integral de la biodiversidad y cultura de la región. Los paquetes que facilitan estas exploraciones varían en precio, dependiendo de si se incluye transporte desde Mesetas, Meta, con un coste de hasta unos 170 dólares por persona.
Por otro lado, Dibulla, en La Guajira, se presenta como un destino de inmersión cultural y natural ideal para quienes buscan escapar del bullicio cotidiano. Ubicado estratégicamente entre Riohacha y Santa Marta, este municipio es el punto de encuentro de diversas comunidades, incluidas cinco indígenas y una afrodescendiente.
Los viajeros pueden participar en actividades como la pesca tradicional, talleres de tamboras y una ruta gastronómica ofrecida por cocineras locales, además de las playas del mar Caribe y el Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos. Existen paquetes turísticos desde un millón de pesos por dos días, incluyendo transporte desde Santa Marta, alojamiento y parte de la alimentación.

En tanto, Juanchaco, en Buenaventura; es reconocido por su rica herencia cultural y natural, siendo parte del Parque Nacional Uramba. En la localidad se pueden degustar 31 bebidas ancestrales únicas en la región y avistar ballenas entre julio y octubre.
En el extremo sur de la Amazonía colombiana, Puerto Nariño se presenta como un ejemplo sobresaliente de turismo sostenible, hogar de comunidades indígenas como los Ticuna, Yagua y Atacamas. Resaltado por actividades como la pesca artesanal en el Lago Tarapoto y el encuentro con la diversa fauna local, incluidos los delfines rosados, el sitio promete una profunda inmersión en la cultura y la naturaleza amazónicas.
Por último, el Golfo de Morrosquillo, atrae a los visitantes con su clima cálido, excelentes servicios de hospitalidad y rica gastronomía. Ubicado entre Córdoba y Sucre, el golfo se presenta como un destino ideal para los amantes del mar, con actividades que incluyen visitas a las islas cercanas y exploración del Parque Natural Marino Corales del Rosario.
Fuente: Infobae
