Croacia es conocida mundialmente por su espectacular costa y playas que atraen a turistas europeos cada verano. Sin embargo, la capital, Zagreb, muchas veces queda relegada en la lista de destinos turísticos. Pero para Gabriel Melatini, de Melatini Viajes, la ciudad tiene un encanto único que merece ser explorado a fondo. «Yo siempre digo, hay pequeñas capitales que son pequeñas joyas, y esta es una que el que realmente ama viajar, no podría o no debería perdérsela», comentó.
Zagreb ofrece una mezcla fascinante de influencias históricas que la convierten en un lugar especial para recorrer. Melatini describió así su experiencia de andar por sus calles : «Caminas y en un momento parece que vas por Viena, doblaste la esquina y estás en París, y en un poquito más adelante estás en cualquier ciudad del norte de Italia».
«La historia de Zagreb tiene pantallazos o influencias húngaras, austríacas, de lo que era la ex Yugoslavia, algo de comunismo también con un montón de matices muy al alcance de la mano», explicó el agente de viajes y destacó que eso le aporta una diversidad arquitectónica y cultural que es difícil de encontrar en otras capitales europeas.

Una de las características que hacen de Zagreb un lugar encantador es su casco antiguo, conocido como Gradec, con sus calles empedradas y pendientes que le otorgan un carácter pintoresco. “Una ciudad con adoquines y pendientes es garantía absoluta, porque le da un encanto eso de tener una parte alta», explicó Melatini en el programa Amo Viajar. Este sector histórico está lleno de detalles únicos, como los faroleros que encienden a diario las luces de forma manual, un espectáculo que no pasa desapercibido para los visitantes.
Además, hay funiculares para subir a la parte alta y tranvías que por 50 centavos de euros te trasladan en un paseo muy hermoso. «Una ciudad con empedrado, desnivel, y que tenga tranvías y funiculares es muy idílico, mucha magia tiene todo», agregó Melatini.
Para el agente de viajes, esta capital europea puede resultar un tanto enigmática para aquellos que la visitan por primera vez. «Uno toca mucho de oído, porque no es un destino, como París, o Londres, o Roma, que uno sabe dónde está parado», admitió. Esto se debe a que los nombres de las calles y la historia de algunos personajes locales son poco conocidos para el turista promedio y por el idioma. Aun así, quienes aprecian la arquitectura y los museos encontrarán una propuesta variada y sorprendente. “Además, los croatas hacen museo de todo, entonces realmente hay museos por todos lados”, aseguró Melatini.

En cuanto a la gastronomía, Zagreb ofrece una mezcla de sabores húngaros y austríacos, lo que se traduce en platos tradicionales similares a guisos y comidas sustanciosas. Aunque Melatini advierte que la oferta gastronómica de la ciudad «no es una locura», sí destaca la experiencia de sentarse en uno de sus restaurantes para disfrutar de la cocina local por unos ocho euros.
Melatini también subrayó la importancia de visitar la capital fuera de la temporada alta, cuando la multitud de turistas disminuye y los precios son más accesibles. “A mucha gente le gusta venir en otoño, cuando ya el turismo empieza a bajar un poco”, comentó. Es en estos momentos cuando Zagreb despliega su encanto con un ambiente más tranquilo y un clima templado que permite disfrutar de su arquitectura, museos y calles empedradas sin el bullicio del verano.
