La Ruta de la Seda, nacida hace más de 5.000 años en China, fue una vasta red comercial que conectó Asia, Europa y África, impulsando el intercambio de bienes, ideas y culturas. Su nombre proviene de la seda, uno de los productos más destacados que transportaba, aunque también incluía otros bienes de lujo. Chang’an, actual Xian, era la puerta de entrada de esta ruta, que alcanzó su auge en el siglo I a.C. y comenzó su decadencia con la llegada de los colonos a América.
En el presente, la Ruta de la Seda revive a través de la Nueva Ruta de la Seda, una red ferroviaria que conecta Asia con Europa. Además, un tramo del corredor Chang’an-TianShan, de 5.000 kilómetros, fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2014, junto con otros sitios emblemáticos como las cuevas de Mogao, la antigua ciudad de Lijiang y el monte Emei. Estos lugares preservan la rica historia y el legado cultural de la ruta.
Xian, antigua cuna de civilizaciones, alberga tesoros históricos como el Museo de los Guerreros y Caballos de Terracota y la pagoda de la pequeña oca salvaje. Estos sitios recuerdan la importancia de esta ciudad en el comercio y la interacción cultural que caracterizaban la Ruta de la Seda.
Dunhuang, en la provincia de Gansu, es conocida por el manantial de la luna creciente, un oasis en medio del desierto, y las cuevas de Mogao, famosas por sus pinturas y esculturas budistas que reflejan mil años de historia. Estas cuevas, situadas en el desierto de Gobi, fueron un importante centro de oración y cultura budista.
Turfán, un oasis en el desierto, se destaca por sus ruinas arqueológicas, como las ciudades de Jiaohe y Gaochang, y las cuevas de los mil budas de Bezeklik, que albergan frescos de la vida de Buda. Además, las montañas flameantes y su vibrante color rojizo son un símbolo de la región.
En Urumqi, el gran bazar islámico ofrece un vistazo al comercio histórico de la Ruta de la Seda, mientras que el lago Tianchi, rodeado de montañas y bosques, es un destino natural único. Esta ciudad refleja el espíritu multicultural de la antigua ruta.
Shanghái y Pekín también desempeñaron papeles importantes en la Ruta de la Seda. Shanghái combina historia y modernidad con sitios como el jardín Yuyuan y el Bund, mientras que Pekín conserva símbolos como la Gran Muralla y su mercado de seda, que destacan la relevancia histórica de la ciudad en el comercio de este valioso tejido.
Hoy, el turismo permite redescubrir la Ruta de la Seda a través de viajes organizados que recorren sus monumentos y paisajes icónicos. Desde sitios históricos hasta modernas infraestructuras, esta experiencia combina tradición y modernidad, ofreciendo una ventana única al legado cultural y comercial de esta legendaria red.
Con información de El País