Corea del Norte, uno de los países más cerrados y enigmáticos del mundo, abrió recientemente sus fronteras por apenas unos días para un grupo selecto de viajeros tras cinco años de cierre por la pandemia. Entre ellos estuvo Nicolás Pasquali, un argentino de 32 años que ha visitado todos los países del planeta.
El viaje no fue sencillo. Nicolás atravesó Argentina, Brasil, Etiopía y China para llegar a Corea del Norte tras 54 horas de travesía. Solo tuvo 72 horas para prepararse desde que fue notificado. “Yo estaba en Argentina y casi tuve que saltar de la cama”, recuerda. Logró entrar gracias a la empresa Most Travel People y a un acuerdo con la agencia norcoreana Koryo Tours.
Una vez en Rason, al noreste del país, el grupo —compuesto por 12 turistas— fue sometido a un itinerario estrictamente controlado. “Durante el viaje me sentí como si estuviera en el Show de Truman, en mitad de una película”, afirma. Las restricciones eran constantes: no podían desviarse del recorrido, tomar fotografías sin autorización o moverse con libertad. “Nos dieron un itinerario por WhatsApp con todo organizado”, explica.

La experiencia estuvo marcada por la omnipresencia de la propaganda política. En escuelas, museos y teatros, las imágenes y canciones dedicadas a Kim Jong-un eran parte del decorado cotidiano. “Los chicos cantaban todas canciones de Kim Jong-un”, relata, y en una función infantil vio una pantalla gigante con misiles y explosiones de fondo. Las estatuas del líder no podían fotografiarse parcialmente, y al revisar los teléfonos al final del tour, debían borrar cualquier imagen “inapropiada”.
A pesar del control, Nicolás no se sintió inseguro: “Me sentí mucho más seguro que en otros países”. Valora el respeto con que los trataron y afirma que “nos trataron como si fuéramos presidentes”.
Sin embargo, la impresión general fue la de un país detenido en el tiempo. En una conversación, un guía calificó a Hitler y Mussolini como “buenos líderes”, lo que lo impactó profundamente. Para Nicolás, lo más inquietante fue el convencimiento con que los ciudadanos defendían su realidad. “Era tal el lavado de cerebro que salía desde un orgullo personal de ellos, lo cual es más grave todavía”.
Comparó la experiencia con la alegoría de la caverna de Platón: “Allí lo tienen todo y están contentos de su pensamiento. Pero, ¿quién está más contento? ¿Nosotros que estamos fuera de la caverna y los miramos de vez en cuando, o el tipo que está ahí y vive feliz?”
En junio Corea del Norte inauguró el complejo turístico de Wonsan-Kalma, situado en la costa oriental del país, frente a Japón. Este desarrollo, promovido personalmente por Kim Jong-un, incluye una franja de playa de 4 kilómetros con hoteles, restaurantes, centros comerciales y un parque acuático, y puede albergar hasta 20.000 huéspedes por año. Aunque el país sigue cerrado al turismo internacional, salvo contadas excepciones, el régimen ve en este resort el «primer paso» para impulsar su industria turística.
Con información de Infobae / euronews
