Colonia Carlos Pellegrini, el pequeño pueblo correntino ubicado en el corazón de los Esteros del Iberá, fue distinguido recientemente por la ONU Turismo como uno de los mejores destinos rurales del mundo. La directora de Turismo local, María de los Ángeles Casares, compartió en Amo Viajar la emoción de la comunidad por este logro y detalló la historia y atractivos de este rincón natural.
La noticia, reconoció, todavía conmueve a los vecinos: “Para nosotros ya habíamos ganado al estar entre los ocho pueblos turísticos más importantes de Argentina. Faltaba la última instancia, y todavía no podemos creer que ya estamos ahí arriba”.
Casares explicó que para alcanzar el reconocimiento internacional, los pueblos deben cumplir ciertos requisitos básicos: “Uno es tener menos de 15.000 habitantes. Otro es estar en un entorno natural o rural con una presencia significativa de actividades tradicionales y tener valores y estilos de vida que involucren a toda la comunidad”.
Colonia Pellegrini logró superar todas las etapas y fue seleccionada como representante argentina en una competencia donde se valoran la sostenibilidad, la cultura y el compromiso comunitario. “El 15 de mayo nos dijeron que habíamos sido seleccionados entre los ocho pueblos más lindos de Argentina, y el 17 de octubre llegó esta distinción de la ONU Turismo, y la verdad que para nosotros es un premio al esfuerzo y al trabajo que se viene haciendo en el pueblo desde hace más de 40 años”, destacó.
La funcionaria repasó también la historia del lugar, que nació con un propósito agrícola pero que encontró su identidad en el ecoturismo. “Colonia Carlos Pellegrini nace con la intención de ser un pueblo de inmigrantes agricultores. No pasó, se fue poblando de los parajes cercanos, y un pueblo que vivió durante muchos años de las arroceras, porque este tipo de tierra, el suelo inundable, es apto para el cultivo de arroz, y muchos de los ciudadanos vivían de la caza y la pesca de los animales que había acá”, relató.

Ese pasado cambió radicalmente con la creación del Parque Provincial Iberá, que transformó la economía local: “El gobierno provincial decidió proteger 700.000 hectáreas, con la figura del Parque Provincial Iberá. Y lo primero que hizo fue tomar a estos cazadores como primeros guardaparques de la reserva. A partir de ahí empezó el cambio”.
Hoy, el turismo es la base de la economía local. “La única actividad fuerte que tenemos es la turística, y casi el 100% vive directa o indirectamente del turismo. Es un pueblo que está preparado para recibir al turista”, explicó Casares. Las propuestas son tan variadas como el paisaje: “El turista puede hacer caminatas diurnas autoguiadas y nocturnas acompañadas de un guía, paseos en lancha por la laguna Iberá, salidas en kayak y una nueva experiencia en canoa botador, que muestra cómo eran las embarcaciones de los antiguos mariscadores que hoy cazan con las cámaras de foto”.

El alojamiento también está pensado para todos los gustos. “Dentro del pueblo tenemos más de 30 establecimientos hoteleros, tenemos dos campings, uno privado y uno municipal. Dentro del alojamiento tenemos para todos los gustos, porque existe el turista que quiere tener todo resuelto, y también el que prefiere manejar sus tiempos y cocinarse”, precisó.
Además, la comunidad impulsa experiencias culturales: “Hay una actividad llevada a cabo por mujeres, que es la de guías culturales, que te llevan a recorrer el pueblo contándote la historia y un poco las tradiciones que tenemos”.
