Mendoza es la ciudad más importante de la región cuyana, famosa por su cerro Aconcagua, por sus vinos y porque en ella se tejió la gesta del Libertador General San Martín. La hotelería es otro de sus grandes orgullos, ya que conjuga los tradicionales hospedajes con las nuevas modalidades de alojarse en bodegas boutique, una tendencia cada vez más requerida por los visitantes.
Ubicada a unos mil kilómetros de Bahía Blanca, la ciudad de Mendoza es un increíble oasis creado por la mano del hombre merced a los ríos Mendoza y Tunuyán con los que se creó una inmensa red de riego que da vida a todo lo que toca y embellece a la urbe.
“Hay un montón de características que hacen linda nuestra ciudad”, comentó Felipe Rinaldo, secretario de Turismo y Cultura de la ciudad de Mendoza, quien destacó en el programa Amo Viajar, los atractivos naturales y, por supuesto, el hecho de ser conocida como la capital internacional del vino.
Mendoza tiene de todo, “la montaña muy cerca, el buen clima durante todo el año y el mendocino que abre los brazos para recibir al visitante para que disfrute de su gastronomía, de su recreación”, señaló.
El sistema de riego artificial tiene una extensión de 480 km, compuesto por acequias que rodean toda la ciudad, proveyendo de agua a 50 mil árboles. Su creación tiene una importante influencia de los pueblos originarios (los huarpes) y luego fue mejorado con la llegada de los españoles. “En su momento era la forma de hacer llegar el agua a las casas. Con el clima de Mendoza, árido, semidesértico, con solo 200 mm de agua de lluvia al año, se ideó el sistema de la mano del hombre y durante estos más de 461 años, se ha logrado esto que es como un oasis”, explicó el funcionario.
Las acequias, que consisten en una zanja o canal construido para conducir el agua, y que en Mendoza se aprecia por detrás del cordón de la calle, son parte del paisaje y uno de los atractivos de la urbe. “Es llamativo, un patrimonio cultural de la ciudad”, detalló Rinaldo.
La ciudad destaca por su limpieza, el verdor que envuelve y veredas anchas, ideales para caminar y recorrerla. “La ciudad nueva, que se construyó después de un terremoto que la destruyó 300 años después de la fundación, está pensada para nuevos terremotos, así que las plazas en su momento eran las vías de escape, calles y veredas anchas para salir a resguardarse y así fue creciendo”, comentó.Esta estructura permite disfrutar de más de 700 locales gastronómicos, con mesas y sillas distribuidas en las veredas.
La conectividad se va recuperando de a poco tras la pandemia y además de poder llegar por las rutas nacionales 7 y 40, los vuelos arriban al aeropuerto internacional Francisco Gabrielli. Rinaldo precisó que hay alrededor de 170 vuelos semanales, de los cuales 140 son nacionales y 31 internacionales. Se conecta por esta vía con ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mar del Plata, este último especialmente durante la temporada.
Las opciones de alojamiento son muy variadas. El funcionario turístico señaló que hay 193 establecimientos hoteleros de todas las categorías. En cuanto al costo, aproximadamente entre $5.000 y $7.000 por noche en habitación doble, con precios más elevados para los locales de tres a cinco estrellas. También con múltiples hostales para elegir.
Y en cuanto a comida, unos $1.500 por persona es el estimado para una salida a almorzar o cenar. La recomendación es disfrutar unas empanadas mendocinas de entrada, seguramente un buen corte de carne, con un excelente malbec y de postre un vigilante, que es un delicioso dulce de membrillo con queso.
La ciudad ofrece una gran cantidad de actividades culturales y recreativas, especialmente las vinculadas a la montaña, con salidas de excursiones, trekking y más. Una de sus actividades centrales es la fiesta de la vendimia, que este 2022 se retomó tras la pandemia, con una multitudinaria participación como es costumbre cada año.