Patricia Fehr y Germán De Córdova salieron de Argentina el 10 de marzo de 2003. Su plan inicial era regresar en un año, pero ya acumulan 20 años cumpliendo el sueño de viajar por el continente. En ese tiempo la familia creció: son padres de una hija y adoptaron una mascota.
Desde Sinaloa, México, relataron en el programa Amo Viajar, los detalles de este maravilloso recorrido. “Todo esto empezó como un sueño. Teníamos ese anhelo de conocer qué había más allá del lugar donde nos tocó nacer y donde crecimos”, cuenta Patricia.
La pareja se conoció en 1991 y aunque “éramos el día y noche, lo que compartíamos era el mismo deseo de salir. No teníamos nada claro, ni información”. Les tomó 10 años “darle forma a toda esta idea, a todo este proyecto. Ahorrar, porque en ese entonces la única manera de poder emprender un tipo de aventura así era con dinero en el bolsillo, no había lo que ahora es un viajero nómada”.
“Lo que sentíamos en ese momento era despedirnos por un viaje de un año. Nunca estuvo en nuestra cabeza que esto se iba a prolongar, que esto se iba a convertir en un estilo de vida, que tanto nosotros íbamos a cambiar, que íbamos a tener una hija en este viaje. La verdad que fue todo sucediendo poco a poco a medida que íbamos avanzando y a medida que íbamos viviendo el camino”, agregó Patricia.
Detallan que el trabajo de Germán en un banco y el de Patricia como maestra, les permitió ahorrar hasta tener lo suficiente para iniciar el viaje, pero con el Corralito lo perdieron casi todo y aquella crisis de 2001 puso en peligro su sueño.
“Habíamos esperado 10 años para salir y finalmente se perdió casi todo. Nos demoramos un poquito. Pudimos rescatar algo y nos compramos una camioneta que fue nuestra primera casa. Nunca tuvimos una casa propia, porque todo estaba apuntando al viaje”, señaló Patricia.
A los seis meses del viaje, cuando estaban en Ecuador, el dinero se acabó y en ese entonces con los trabajos por internet casi inexistentes, contactaron empresas producían los servicios que ellos necesitaban y los sumaron como patrocinadores.
“Ya contábamos con fotografías, que contaban un poco la experiencia que habíamos tenido. Ya teníamos algo para mostrar de lo que hacíamos. Las fotografías gustaban y yo me quedaba asombrada, porque jamás había tomado un curso de fotografía. Hoy básicamente vivimos de la fotografía, de un libro de fotografía que tenemos, de conferencias que damos en escuelas, empresas, fuimos hasta a cárceles y hoy en día es una de las maneras más significativas de cómo nosotros sustentamos el viaje”, relató Patricia.
Todo el recorrido que han hecho es por tierra. Eso hasta Colombia donde es imposible seguir en auto o en bicicleta porque el Tapón de Darién, una espesa selva inhóspita obliga a los viajeros como ellos a embarcar el vehículo para llegar por mar hasta Panamá y de allí continuar el trayecto hacia el norte del continente.
La pareja comentó que una de sus experiencias ha sido conocer a México más allá de los lugares turísticos: “Pareciera ser un mundo distinto dentro de lo que es este continente. Es increíble, porque se reconoce por los puntos turísticos, que son preciosos, pero hay un tema cultural y una raíz de pueblos originarios muy muy presente. El viaje está muy comprometido a conocer los pueblos originarios desde el principio y en México no se termina, porque tiene tantas lenguas originarias y que se mantienen vivas, se mantienen vivos sus rituales, su vestimenta, sus bordados. La verdad que es un país increíble y con una gente también muy especial.”
Germán señaló que cuando estaban en México y cruzaban a Estados Unidos, cruzaron no solo una frontera física, sino una que tenían en su mente. De allí surgió la decisión de que la familia creciera.
“Nos encontramos con la primera frontera física. Siempre habíamos cruzado fronteras naturales, pero cuando llegamos para Estados Unidos y te encontrás con una muralla, una frontera que se toca, que mide 20 metros de altura. En ese lugar nos dimos cuenta de que cruzamos esa frontera, pero que hay fronteras que son más difíciles de pasar que son las fronteras que uno mismo se pone o que a veces nos ponen”, dijo el viajero.
Se refiere a que hasta entonces habían postergado la decisión de ser padres, porque pensaban que “viajando de esa manera” no podían tener una familia: “En nuestra estructura siempre pensábamos que para cuando fuéramos a ser papás íbamos a tener una casa, un trabajo estable”.
“Entonces miramos para atrás y dijimos, pero si hay muchas formas de vivir. Hay gente que vive en los lagos, gente que vive en las montañas, gente que vive en el desierto y nos dimos cuenta de que no existe una manera de vivir ni una manera de ser felices, que eso lo crea uno mismo. Entonces decidimos pasar esa frontera que nos habíamos puesto y bien Inti llegó muy rápido”, relató Germán.
Esa llegada de Inti que cuenta el viajero ocurrió hace 14 años y desde entonces el viaje siguió en un autobús escolar. “Construimos nuestro nuestro hogar. Cada uno elige con sus aciertos y errores la educación de un hijo. Nosotros decidimos que ella siga en este proyecto”, comentó el padre.
La educación de la joven se hace a través de un programa del Ministerio de Educación de Argentina que es a distancia y sigue avanzando ahora con un sistema a nivel global que le permitirá al tener la secundaria lista tenga las puertas abiertas en donde quiera continuar sus estudios si así lo quiere.
La familia la completa una labradora negra que hace tres años les regalaron en Ciudad de México que se llama Aurora. Es la segunda mascota que adoptan, luego de que en 2009 muriera una que adoptaron en Colombia.
A Germán y Patricia se les puede encontrar en Instagram como @amunches y agradecen mucho a las empresas que los apoyan durante este trayecto, como Passassist, Trek, Internet Nomade y Jackery.
“Vivimos el día a día, pero sin dejar de pensar en un futuro cercano. Amamos nuestro país, nuestras raíces. En octubre vamos a ir de visita”, concluyó Germán.