Río de Janeiro ofrece una amplia gama de atractivos que cautivan a los visitantes de todo el mundo. Su icónica estatua del Cristo Redentor y sus playas impresionantes, deleitan a los amantes de los paisajes, sol y el mar. Además, el encanto histórico del centro de la ciudad se refleja en su arquitectura colonial y en lugares emblemáticos.
«La ciudad maravillosa», como también se le conoce, es un destino que combina la belleza natural, la cultura vibrante y la hospitalidad brasileña, convirtiéndolo en un lugar inolvidable para los turistas.
Es uno de los destinos más escogidos por los argentinos para vacacionar fuera del país. Está a solo tres horas en avión y se suele combinar con otros puntos de Brasil como Buzios, con paquetes que no exceden los mil dólares.
“Lo que la gente más busca son las playas. La más conocida es Copacabana, pero antes está Leme, luego Ipanema que es un poquito más de nivel y está de moda Barra da Tijuca, donde hay nueva hotelería y un poco más de seguridad”, aseguró la agente de Turismo Volts, María Emilia Franquello, en el programa Amo Viajar.
Su recomendación es empezar por Copacabana, siempre tomando la precaución de la seguridad porque al haber mayor concentración de personas hay que prestar atención a no descuidar las pertenencias, así como tampoco transitar de noche.
Hay dos lugares muy especiales para ver la ciudad desde las alturas. El primero es Corcovado, donde está la estatua gigante del Cristo Redentor; y el otro es el cerro Pan de Azúcar. Para visitar el famoso Cristo hay que pagar y reservar con tiempo. Franquello detalló que hay ascensores y escaleras, y está abierto al público de 8 a 18. “La clave es contar con la suerte de un día con buena visibilidad”, comentó.
La agente de viajes aseguró que “la mejor vista panorámica de la ciudad la tiene el Pan de Azúcar”, un lugar donde también hay restaurantes, baños y se puede ascender a través de un teleférico. Cuenta con varios miradores para apreciar la enorme urbe de casi siete millones de habitantes.
Por otro lado, “la nueva atracción es visitar el barrio de Santa Teresa. No es una favela es un lugar con casas históricas, con hoteles de lujo. Allí está la Escalera de Selarón, que es una escalera de colores que todo el mundo quiere visitar. La empezó a hacer un señor con azulejos y la gente de todas partes empezó a traerle».
Franquello destacó que ese sector es “muy para parejas, muy íntimo, ubicado en las alturas, pero hay un pequeño tranvía que hace los traslados”.
El alojamiento en Río no es un problema porque hay hoteles para todos los bolsillos y en distintas ubicaciones, con pileta, sin pileta, cerca de la playa, con vista al mar, etc.
Además de las playas y el centro histórico, está la parte comercial, la catedral, el teatro que simula la Ópera de París; pero el “boom actual es el Museo del Mañana que está al lado del puerto, donde llegan los cruceros, y en frente pusieron el Museo del Mar. Ambas zonas que están revalorizando”.
Finalmente, Franquello recomendó combinar la visita a Río con una estadía en Buzios, uno de los más visitados por los argentinos y donde hay otro ambiente con posadas y hoteles más pequeños. El lugar cuenta con playas extraordinarias, una espectacular gastronomía, así como transporte público e incluso Uber.