La ciudad de Odawara, a solo 80 kilómetros del bullicioso centro de Tokio, emerge como un tesoro histórico y cultural en medio del ajetreo urbano. A menudo pasada por alto en las rutas turísticas convencionales, esta ciudad portuaria alberga un rico patrimonio enraizado en el poderoso clan Hojo y la legendaria batalla que forjó la historia japonesa en 1590. Con el resurgimiento del turismo extranjero, el gobierno japonés busca destacar destinos menos conocidos pero igualmente impresionantes, como Odawara.
La Asociación de Turismo de Odawara ha implementado iniciativas innovadoras para atraer visitantes, incluida una experiencia única llamada «daimyo por un día». Esta experiencia sumerge a los turistas en la historia feudal de Japón al convertirlos en señores (daimyo) del dominio, ofreciéndoles la oportunidad de vestir trajes tradicionales y explorar el imponente castillo de la ciudad.
Quien se embarca en esta experiencia, guiado por expertos en vestuario, pueden usar prendas auténticas que incluían camisetas interiores largas, calzas, armaduras y armas tradicionales como la espada larga katana y la corta wakizashi. Con la adición del emblemático casco kabuto, estaban listos para explorar el castillo de Odawara como verdaderos guerreros.
Ubicado estratégicamente entre la bahía de Sagami y las montañas que rodean el monte Fuji, el castillo de Odawara ha sido testigo de siglos de historia y batallas. Controlando el tráfico entre Kioto y Edo (actual Tokio), el castillo era un símbolo de poder y autoridad durante el período feudal. Aunque resistió numerosos asedios, finalmente cayó ante Toyotomi Hideyoshi en 1590, marcando el fin del clan Hojo.
La reconstrucción del castillo en la década de 1960 devolvió parte de su antiguo esplendor, ofreciendo a los visitantes una visión fascinante de la historia japonesa. A través de representaciones teatrales y exhibiciones, los turistas pueden sumergirse en la vida de los antiguos habitantes del castillo, incluidos los ninjas del clan Fuma, cuya historia se destaca en un museo dedicado en los terrenos del castillo.
La experiencia «daimyo por un día» culmina con un festín tradicional kaiseki, donde los participantes son tratados con una variedad de platos locales mientras son entretenidos por geishas con música y danzas. Luego, los «daimyo» pasan la noche en el castillo, sumergiéndose completamente en la vida feudal japonesa antes de regresar a la realidad al día siguiente.
Fuente: CNN en Español
