Tomarse vacaciones no solo es un momento esperado de desconexión, sino también una necesidad para la salud mental y física. Según el doctor Claudio Waisburg, las vacaciones permiten reducir el estrés acumulado y fomentar la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse. Aunque los beneficios pueden comenzar con un breve descanso, estudios han demostrado que ocho días son el período ideal para alcanzar un pico de bienestar y olvidarse de las responsabilidades laborales. Este tiempo permite que el cerebro reduzca los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y se recupere efectivamente.
Una investigación señaló que, aunque los efectos positivos de las vacaciones se sienten desde el primer día, es a partir del octavo cuando la desconexión se profundiza. Sin embargo, períodos más largos, de entre dos y tres semanas, pueden ofrecer una mayor flexibilidad cognitiva y una mejor adaptación a nuevas experiencias, algo especialmente relevante para quienes enfrentan altos niveles de estrés en su rutina diaria.
«Es algo muy personal, muy variable según lo que signifique para cada uno las vacaciones», señaló el neurólogo Ramiro Linares en el programa Nunca es Tarde, de La Brújula 24. El experto apuntó que para obtener un relax es importante salir de la rutina y allí las vacaciones representan un cambio clave.
Las vacaciones también son de ayuda para mejorar la creatividad y la memoria. Según un estudio de la Universidad de California, quienes toman descansos regulares tienen más facilidad para encontrar soluciones innovadoras. Además, los viajes internacionales pueden potenciar la flexibilidad cognitiva y la profundidad del pensamiento, al exponer a las personas a nuevas culturas y entornos.

El impacto positivo no se limita a la mente. Incluir actividades como el ejercicio, la meditación y el contacto con la naturaleza durante las vacaciones amplifica los beneficios. Estas prácticas favorecen la calidad del sueño, reducen el estrés y mejoran la respuesta del cuerpo ante los desafíos. Incluso una semana dedicada al bienestar en un spa puede generar mejoras significativas en la salud que se extienden hasta seis semanas después.
El doctor Waisburg subrayó que el equilibrio entre acción y reposo es esencial para que el cerebro funcione óptimamente. Las vacaciones brindan un espacio para fortalecer las conexiones neuronales formadas durante el día, consolidar aprendizajes y prepararse para nuevos retos con energía renovada. Este proceso es vital para la creatividad y el desarrollo de habilidades.
En definitiva, planificar vacaciones adecuadas no es solo un lujo, sino una inversión en la salud integral. Tomarse al menos ocho días, involucrarse en actividades estimulantes y desconectarse de las responsabilidades permite alcanzar un verdadero “reseteo” cerebral, esencial para afrontar la vida con más claridad, bienestar y perspectiva.
Con información de Infobae / La Brújula 24
