El gobierno anunció que destinará 300 millones de pesos (1,3 millones de dólares) al sector vitivinícola para mejorar y fomentar la actividad enoturística, un impulso destinado a bodegas elaboradoras de vino y productores de uva.
Según datos oficiales, Argentina cuenta con aproximadamente 380 bodegas abiertas al turismo, instaladas en 17 provincias, por encima de las 200 bodegas que se dedicaban al enoturismo en 2020, gracias a que viene creciendo el turismo receptivo de la mano de la visita de turistas extranjeros.
De hecho, el turismo extranjero es el que más está impulsando la actividad enoturística, que creció fuertemente en los últimos años: a fines de 2009 había en todo el país 122 bodegas abiertas al turismo, y en 2019 ya eran 245.
La mayor cantidad, claro, está en Mendoza, pero no solamente, ya que la Ruta del Vino se extiende de Jujuy a Neuquén y de Salta a Chubut, Córdoba, Tucumán o la provincia de Buenos Aires, entre otras.
Y de la mano de este crecimiento, las bodegas fueron sumando servicios y actividades, desde las iniciales degustaciones hasta menúes gastronómicos de alta gama, hoteles boutique entre viñedos, spas con masajes y jacuzzis con vista a las montañas, bicicleteadas, clases de yoga y mucho más.
El convenio persigue también el objetivo de apostar a la generación de arraigo al trabajo rural y hacer más competitivas a las pequeñas y medianas empresas que tienen sus bodegas -y que necesitan la ayuda del Estado frente al avance de los grandes actores del sector-, para que puedan comercializar de forma directa con los consumidores evitando la cadena de comercialización.
Fuente: Clarín