El turismo de lujo en Argentina está experimentando un cambio significativo, y aunque la crisis económica persiste, este sector sigue floreciendo. Los argentinos buscan experiencias diferentes, destinos menos explorados y salidas más conscientes con el medio ambiente.
La evolución del «lujo silencioso» consiste en viajes que ofrecen vivencias únicas, como rutas del vino o viajes personalizados, sin necesariamente ser extremadamente costosos.
Una tendencia emergente es el aumento de jóvenes que buscan viajes de alta gama, normalmente asociados con personas más maduras. Los viajes personalizados están ganando popularidad sobre los paquetes predefinidos, ya que ofrecen experiencias únicas y adaptadas a cada cliente.
Los destinos clásicos como París o Nueva York siguen siendo demandados, pero los turistas buscan propuestas novedosas dentro de estos lugares. También se inclinan hacia destinos menos convencionales en el Caribe, como las Islas Caimán, priorizando la experiencia sobre el costo.
En el ámbito corporativo, los viajes de incentivo están en constante transformación. Se centran en experiencias personalizadas y emocionales, con detalles de marcas de lujo, como actividades exclusivas en lugares únicos.
El cuidado del medio ambiente es una preocupación creciente. Los viajeros de lujo muestran un interés notable en viajes sostenibles y respetuosos con la naturaleza. Están conscientes del cambio climático y desean preservar el patrimonio de los lugares que visitan para las futuras generaciones.
El lujo no se trata simplemente de ostentación o precios elevados, sino de un servicio personalizado y la creación de experiencias memorables para los viajeros.
Los cruceros premium también se adaptan a estas tendencias, ofreciendo viajes en barcos más pequeños, con atención personalizada y acceso a puertos menos frecuentados por los grandes cruceros, lo que permite una inmersión cultural más auténtica.
Fuente: La Nación